Una Iglesia Cristiana reparte platos de comida en un asentamiento de Villa Mercedes
En los días más fríos voluntarios de una congregación se encargan de llevar alimentos para que las familias no se duerman sin comer.
Por Sonia Schoenaker
Desde que comenzó el invierno la congregación de la Iglesia Cristiana Bethel se encarga de que las personas que viven en el asentamiento del Barrio Eva Perón tengan un plato caliente para comer en las noches más frías.
“Preparamos la comida y vamos por las calles del asentamiento”, contó el pastor Fabricio Giraudi, en conversación con El Chorrillero.
Un grupo de voluntarios son quienes cocinan y reparten las viandas “puerta por puerta” en el sector más vulnerable de esa barriada, que todos conocen como Eva Perón 3.
“Tenemos una congregación y proponemos ¿Cuántos voluntarios hay para hoy a la noche? Vamos a hacer guiso de fideos con pollo y vamos repartir. Somos cristianos y una de las enseñanzas que Jesús dejó para aquellos que desean ser sus discípulos es ayudar al prójimo y amarlo como a ti mismo”.
Las olladas se preparan en la Iglesia que está ubicada en Profesor Hamman 1256. A la hora de repartir, algunas personas van delante aplaudiendo para que los vecinos salgan y otros entregan el pan: "Les preguntamos cuántos son en la casa y dejamos una porción para cada uno con un bollito de pan”.
El sábado pasado las bandejas de gelatina no eran suficientes así que solo se repartieron para los más pequeños de las familias.
Giraudi explicó que es una sensación “difícil de describir” cuando la gente recibe el alimento: “Los niños salen contentos, les avisan a sus mamás y ves salir una escalerita de niños todos contentos con las caras sonrientes”.
Antes de las 20 el grupo comienza a transitar las calles: "Con el tiempo aprendimos que muy tarde no se puede hacer porque los días que hace frío la mayoría se va a dormir temprano. Antes de que se acuesten llegamos con la comida".
Señaló que en el barrio se ve una realidad "que quizás una persona que tiene todas las comodidades jamás se imagina que se puede vivir así".
Además de esta iniciativa, los sábados en el templo sirven la merienda para los chicos del barrio, y desde hace dos fines de semana, las puertas están abiertas desde las 10 para las personas que están en situación de calle. "Se los recibe con un desayuno, se les ofrece higienizarse y cortarse el cabello", aseguró.
Luego del aseo “se le conversa sobre la palabra de Dios” y al mediodía almuerzan.
"Se los invita a un lugar de contención, una puerta amigable donde se los recibe con amor sin prejuiciarlos. Que sepan que el próximo sábado la puerta se vuelve a abrir", manifestó al final.
Para llevar adelante esta labor se reciben donaciones que permitan ampliar el trabajo hacia otras zonas de la ciudad.